martes, 10 de julio de 2012

El triunfo de la gilipollez, de T.S. Eliot







Señoras mías,a quienes mis atenciones tantas veces han servido
Si consideran que mis méritos son escasos
desvaídos,alambicados,
magnilocuentes,de mal gusto,fantásticos,
monótonos,absurdos,estreñidos
un galimatías impotente
amanerados,acaso imitados,
por el amor de Dios,métanselos por el culo.


Señoras mías,que juzgan mis intenciones ridículas
terriblemente insípidas y horrorosamente torpes
pomposas,pretenciosas,neciamente meticulosas
desaboridas como una masa de 'brioche' mal cocida
convulsos versículos ineptamente versiculares
a menudo,archisutiles;con frecuencia,groseros
intentos de emociones que acaban siendo 'isiculares',
por el amor de Dios,métansalos por el culo.
Señoras mías,que me creen indebidamente vociferante
un amable cómico que hace sus gracias
para que la gente diga:"esto está muy tieso para nosotros."
un niño bueno que juega con los juguetes nuevos
leones de juguete carnívoros,cañones humeantes
máquinas vaporosas:todo esto pasará;
qué inocente:"sólo quiere asustarnos."
Por el amor de Dios,métanselo por el culo.

Cuando con pie de plata camine usted
entre teorías esparcidas por el suelo
llévese mis buenas intenciones con todo lo demás
Y después,por el amor de Dios,métaselas por el culo.
T.S. Eliot. Inventos de la liebre de Marzo.
Traducción de Dámaso López García

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