viernes, 12 de noviembre de 2010

Estoy callado idioma mi jardín... Siempre puse en silencio mis miserias ruinas

Estoy callado idioma mi jardín
Evitando palabras tenaces
Un silencio fanático ruge
Mis pensamientos son ataúdes

Vago en la oscuridad pordiosero
Borracho de ocio y de crepúsculos
Boca muda mi viejo tañido
Espero oír la voz que no me llama

Nadie oye mis pasos yo tampoco
Abro y cierro los ojos en tinieblas
Mis pestañas se enganchan al vacío
Mi lujuria en el viento enfermo sangra

Espantado de mortal cansancio
Solamente vigilo mi silencio
Descubro tras la noche la gran puerta
donde el guardián invisible me espera

Carlos Edmundo de Ory




Fallece Carlos Edmundo de Ory, el gran funámbulo de las palabras.

El gran funámbulo de las palabras, el más moderno y rupturista poeta español, permaneció en Francia y corrió varios avatares de integración a la sociedad francesa, pero siempre escribió en español, acumulando una obra extraordinaria, tanto por su profundidad como por su variedad: cuentos, novelas, ensayos, pensamientos –que él llamaba «aerolitos»–, pero, sobre todo, una poesía rica en sorpresas de forma y fondo, un despliegue monumental de imágenes inéditas que podían chocar, entusiasmar, estremecer y hacer reír de gozo ante lo inesperado y acertado de su impacto inmediato. Un tesoro de la poesía española que supongo reconocerá el mejor diplomático y embajador de la lengua que pudiéramos soñar, Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española, un especialista en la materia con más autoridad que yo. ¡Cuántas veces habremos invocado a De Ory y el Postismo para orientarnos en este magma de las letras! Ha muerto otro posible premio Nobel. Pero sus circunstancias lo escondieron, era su destino ser un poeta exquisito y secreto, de los que se descubren constantemente por sensibilidades afines. Es para felicitarse de que ellos descubran a un poeta moderno, tan castizo, pero tan impactante, y admiren su soneto «Satán al teléfono», tan airoso, tan gracioso e ingenioso como «Un soneto me manda hacer Violante», de Lope de Vega.
Francisco Nieva. Leer el artículo completo



KRISIS
Paloma mía estoy infierno en cama
Esta noche me puedo morir sin tu blancura
No importa que yo sufra si escuchas mi alarido
hasta que el alba traiga tus alas lenitivas

He llorado en mi espeso sonar desgarrador
Siempre puse en silencio mis miserias ruinas
Oh llévate mis ojos en los tuyos volátiles
Pero mi corazón funciona como un banjo

Me romperé las manos de llamarte aliabierta
¿No oyes tú mi murmullo nocturno crepitar
mientras me quemo a solas en esta cama mala?
Cuando la noche acabe palómame levítame

Carlos Edmundo de Ory. De Miserable ternura/ Cabaña





TU...

Tú que me tocas con el dedo diestro
Tú que lacras mi frente con tu marca
Tú que me pones cama en una barca
Tu duca, tu signore, e tu maestro

Tú eres mi astro y eres tú mi estro
Tú me has dado las llaves de tu arca
Tú el mar inmenso escancias en mi charca
Tu duca, tu signore, e tu maestro

Tú mi amigo mayor y mi alto espectro
Tú el consejero y único jerarca
Tú mago mío y mano de monarca
Tu duca, tu signore, e tu maestro

Carlos Edmundo de Ory. De Lee sin temor




El poeta no consuela ya más
No juguemos en adelante
Olvidemos los sueños los mitos
Enterremos los cuentos azules
los cantos las imágenes y
el perseguir muchachas bellas
Prestad oreja al mundo en ruinas
Alzad la mirada a las estrellas
Inconmovibles astros
¡Evasión! ¡Cobardía! ¡Subterfugios!
Y tú verdadero viviente
Entre los muros de la ciudad del Espíritu
Elige la juventud del mundo
perpleja ante los bárbaros eternos
El poeta abre la marcha
¡Avancemos hacia el verano!

Carlos Edmundo de Ory. De Poesía abierta

UTENSILIOS
Anda saca tu pluma y tu papel
y ponte a la tarea de escribir
lo que te diga el cuerpo en un sentir
aquí y ahora con contacto fiel

Y haz un poema sin pensar en él
integra su existir en tu existir
y siendo mano que se deja ir
vete con ella lejos piel con piel

Y cuando estés de vuelta ya verás
tu mano quieta y quieto tu soneto
que se movieron en un mundo extraño

No hay palabras de menos ni de más
sino papel y pluma y esqueleto
Todo poema es fruto de este apaño

Carlos Edmundo de Ory. De Soneto vivo

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